jueves, 11 de junio de 2009

SOLEDAD


Bajo el bullicio de la gran ciudad, cosmopolita,
entre luces y marquesinas multicolor es.
Vagaba sin rumbo fijo por sus calles, callejones
y avenidas, abarrotadas de gentes que iban y
venían como un barco a la deriva; no reconocía
caras conocidas, eran extraños, como autómatas
carentes de voluntad propia.
A pesar de la muchedumbre se percibía la soledad,
madre de la melancolía y la tristeza.
A mi memoria venían los recuerdos de los años
llenos de felicidad.
Caminaba y caminaba en busca de su sonrisa
llena de ternura, que irradiaba simpatía y era
agradable a mis ojos inundándolos de alegría.
Ansiaba escuchar su melodiosa voz como canto
de sirena que reconfortaba mi alma.
En vano buscaba esos ojos negros llenos de amor y ternura,
esos labios carnosos color carmín que provocaban besar.
Tu cuerpo acariciar suavemente como el sutilaleteo del colibrí y encontrarte en medio de la noche
entre la muchedumbre, para romper las cadenas de esta soledad,
que embarga mi alma y ensombrece mi vida.

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