Esa tarde estabas sola
radiante como una diosa,
la tenue brisa marina
acariciaba suavemente tu rostro,
y las blancas olas del mar
bañaba tu bronceado cuerpo
irradiado por el sol.
Las blancas gaviotas
se acercaron a ti
pidiendo le dieras
de tus maños llenas
de zarzamoras,
que arrancaste del moral
situado a orillas de mar.
Ojos negros azabache
negros como la noche,
en ellos se reflejan
el cielo surcado de estrellas,
los astros y cometas
enciende el firmamento
e iluminan tus ojos negros
como si fueran dos luceros.
Tus labios rojos
como zarzamora,
destilan miel
cuan panal de abejas,
quise besarte
y así saborear
ese dulce néctar
de tus labios rojos.
radiante como una diosa,
la tenue brisa marina
acariciaba suavemente tu rostro,
y las blancas olas del mar
bañaba tu bronceado cuerpo
irradiado por el sol.
Las blancas gaviotas
se acercaron a ti
pidiendo le dieras
de tus maños llenas
de zarzamoras,
que arrancaste del moral
situado a orillas de mar.
Ojos negros azabache
negros como la noche,
en ellos se reflejan
el cielo surcado de estrellas,
los astros y cometas
enciende el firmamento
e iluminan tus ojos negros
como si fueran dos luceros.
Tus labios rojos
como zarzamora,
destilan miel
cuan panal de abejas,
quise besarte
y así saborear
ese dulce néctar
de tus labios rojos.
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