la intolerancia, la xenofobia, el fascismo,
el racismo, el anti islamismo; el creernos una raza aria,
superior, noble, gentil, nazista hitleriana, pura y sin mezcolanza étnica.
Odio generado por el solo hecho de pensar diferente,
tener otra ideología, pensamiento, filosofía, religión,
otra óptica de ver el mundo, formas de vida distintas.
Sin pensar que el origen de la evolución del hombre
hace más de tres millones y medio de años,
comienza en el corazón de África cuando los primates
se vieron obligados abandonar los árboles
y andar erguidos por las sábanas del continente africano
en busca de alimentos; y extenderse por todo el mundo
a lo largo de los siglos, pasando por varios períodos evolutivos
hasta llegar al hombre moderno actual el homo sapiens
de doscientos mil a cuarenta mil años de antiguedad aproximada mente.
Todos sin excepción descendemos de nuestros ancestros africanos,
primeros pobladores sobre la faz del planeta desde hace millones de años;
somos iguales ante los ojos de Dios nuestro creador y ante los hombres,
sin distingo de raza, credo, poder económico, político y social.
Si esto se cumpliera a cabalidad no hubiese ocurrido
el holocausto judío durante la segunda guerra mundial,
el genocidio en Corea, Vietnam, Irak y Afganistán,
el exterminio del pueblo palestino y Libio,
la crisis política y social desencadenada en Siria.
la crisis política y social desencadenada en Siria.
Y ahora recientemente en el país de los vikingos en el Reino de Noruega,
específicamente en la población de Oslo y en el centro de recreación en la isla de Utoya,
escenario de la más sangrienta masacre desde la segunda guerra mundial en ese país,
asesinando a personas inocentes por razones étnicas, fascistas y xenofóbicas,
a manos de un asesino extremista de ultra derecha lleno de odio hacia la humanidad.
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