allá aledaño al cañaveral,
muy cerca del mar,
en una noche sensual
bajo una luna de plata,
y en medio de una lluvia de estrellas
bañaba con su tenue luz
tu sedosa cabellera.
tu sedosa cabellera.
Tus ojos brillaban como dos centellas
iluminando el firmamento,
tapizados de luceros y cometas.
Tus labios rojos como zarzamora
dulce y agradable a mi paladar,
calman mi sed de amor y pasión.
Y tu sonrisa trae regocijo a mi alma,
paz y sosiego a mi espíritu.